miércoles, 19 de marzo de 2008

Ser Actor en La Plata



Fue publicado en EL DIARIO DIAGONALES EL SÁBADO 15 DE MARZO DE 2008.-





Ser Actor en La Plata
Es amar la intranquilidad.-
Es el Teatro Nuevo y los primeros cigarrillos; barrer la sala y hacer la boletería. Betún y vida (la primer obra a los 16 años), Mulato, La zorra y las uvas y Los de la mesa 10. Es haber conocido y transitado con Milagros de la Vega , Juan Carlos Gene, Jorge Thomas, Javier Villafañe, Tito Cossa, Abelardo Castillo, Federico Lupi y Lito Cruz y tantos amigos. Es el tranvía 16 a la noche tarde, muy tarde y la vieja que deja un plato de sopa, o volver caminando con Justo o Alejandro. Es buscar la forma de explicar a tus amigos que todo el teatro es vocacional y que no por ello no tenés que ganar nada y lo hacés solamente “por amor al arte”.
Es “comprender que el teatro es una enfermedad incurable” y que ya nunca te abandonará… te pìcó y estás listo, no hay medicina que te cure.-
Es el Sindicato de Actores, las asambleas y los ideales defendidos hasta las últimas consecuencias, el miedo y los compañeros desaparecidos, las marchas, el cierre de las salas del pasaje Dardo Rocha y su reapertura, la Comedia Municipal y la Comedia Provincial.-
Es el Coliseo Podestá en ruinas y a punto de convertirse en una cochera, las funciones con el público en el escenario, su reapertura. Lograr el Pepino el 88 en el 2000, con una obra de Gambaro y haber subido a su escenario con el Teatro y la Historia en el 2007. Juntar peso sobre peso para pagar el alquiler de la sala, esperando el subsidio del Instituto Nacional de Teatro o tener sala propia y que te llamen “empresario” aunque la sala es de 30 butacas o mejor dicho de 30 sillas.
Es levantarte temprano, muy temprano a hojear los diarios, a mirar ansiosamente las gacetillas de los teatros y ver si está la tuya.-
Es encontrarte con los compañeros a ensayar, después de 16 horas de trabajo y cuando salís del ensayo o función, estás como nuevo, más alegre y dispuesto que antes.
Pelear por una Ley Provincial de Teatros Independientes.
Son los alumnos: los más chicos para los que todo es sorpresa y algarabía, el juego y el protagonismo. Los más grandes: los que aceptan y los que discuten. Es enfrentarse con uno mismo a sabiendas de que no habrá victorias, pero si batallas, todos los días, a cada momento, todo te pone a prueba, te debilitás, caés y volver a empezar.
Son los muy grandes: Moliere, Saint Exupery, Shakespeare, Ibsen, Wilde, García Lorca, Goldoni, Pirandello, Dragún, Gorostiza, Gambaro, Tito, etc. etc.
Además es asumir que cuando tenés tiempo no tenés plata y viceversa.- Esperar el milagro todos los días, el fin de semana y el público, hacer los espectadores, buscarlos, traerlos, debatir y seguir.
Es volver a empezar, enfrentarse al espejo y buscar en la mirada, esa pasión que te quema y comenzar a buscar nuevamente a ese chiquilín, que con miedo pregunta: “¿aquí necesitan actores juveniles…?”

César Palumbo, autor de la nota es el director y fundador del Teatro el altillo, actualmente ejerce el cargo de Delegado General de la Asociación Argentina de Actores, Delegación La Plata.-

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